miércoles, 2 de septiembre de 2009

El hormiguero

El ser humano desde siempre ha imitado a la naturaleza. Vimos aves y construimos aviones, vimos libélulas y diseñamos helicópteros, peces y fabricamos submarinos, barcos... y alguien se fijó en un hormiguero y construyó el metro.
Cuando entras en el metro la primera vez todo parece un caos, cientos de personas aparentemente deambulando, cruzándose, casi chocando... parece que al entrar en el hormiguero la hormiga pierde el sentido de la situación.
Pero cuando te haces asiduo del metro descubres de que todo tiene sentido y hasta el más mínimo detalle está diseñado para algo... que la hormigua llegue a su destino lo antes posible, nada más cruzar la puerta te crecen las antenas.
Descubres, por ejemplo, que en las escaleras mecánicas tu lugar natural es a la derecha, dos peldaños detrás del que te precede, y lo mismo a tu espalda (si no es así y hay un hombre... desconfía). Los apurados usan el carril izquierdo de la escalera para adelantar.
Cuando estás en el andén y sientes que llega un tren ¡huye de las escaleras! porque en unos pocos segundos una marabunta te arrolará quedando entonces pocas posibilidades de escape.
Para entrar en el vagón la hormiga se sitúa a un flanco de la puerta, dejando el centro para las hormigas salientes y, una vez han salido todas, entran las de los flancos... alguna hormiga listilla se adelanta y entra antes de que acaben de salir todas, con esto consigue ventaja a la hora de encontrar un asiento vacío... hay hormigas con antenas muy largas y afiladas.
Cuando sales del vagón procura ir rápido, tendrás ocasión de elegir el giro que te conviene, derecha o izquierda, si te duermes en la salida elegirá la marabunta por ti... o quédate quietecito y no respires hasta que ésta se haya ido y luego actúa.
Ser hormiga no es fácil, siempre rodeado de iguales que se mueven con brío acatando las reglas del hormiguero, te ves obligado a ser uno más, no hay elección... pero milagrosamente acabas llegando a tu destino y la verdad es que en un tiempo record... ¡ah! y haces deporte.

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