martes, 29 de septiembre de 2009

El taxi


Los taxis rusos son colectivos, es decir, te llevan a ti y a otros dos pringaos (o tres). El proceso es algo diferente al europeo, primero has de preguntar al taxista si te lleva y él decide (tal vez no le compense la carrera). Si acepta te montas, y entonces notas que el taxista no... recuerda que hasta que no lo cargue de pringaos no arranca.
Si eres novato, una vez superada la sorpresa de verte sólo en el taxi mientras el taxista parece que se olvida de ambos, empiezas a observarlo con curiosidad. Te has metido en un SEAT 124 con un loro moderno y algun gadget más, entre otros, tres iconos religiosos ortodoxos omnipresentes en la tribu de los taxistas, incluso en la mayoría caucásico-musulmana.
Yo creo que son un poco tacaños con los iconos, se quedan muy cortos encomendándose sólo a tres. Cuando viajeis en estos taxis me comprendereis... los rusos son muy deportistas, si subiendo a un tren juegan a la F1, en los taxis lo hacen al autocross, Moscú no está hecho para la copa Clío. Mientras dura la carrera te sientes en un juego de la Playstation de esos en los que cuantos más tipos atropelles más puntos sacas y las ancianitas valen el doble... aunque descubres que el taxísta es malísimo jugando pues casi siempre está a punto de cazar al peatón pero al final falla.
Lo cierto es que cuando bajas del taxi sientes que por 25 rublos (medio euro) has viajado en el tiempo 30 años atrás, has disfrutado de una cabina de realidad virtual con un megajuego, estás en el sitio al que querías ir y te sientes con renovadas ganas de disfrutar esta vida que es tan breve y frágil... poco futuro veo a los psicólogos rusos.

jueves, 24 de septiembre de 2009

¡Maldito barro ruso!

Cuando era niño leía unos comics que se llamaban "hazañas bélicas" y que trataban sobre combates de la Segunda Guerra Mundial. Recuerdo uno que se llamaba como el título de esta entrada y que, básicamente, narraba las desventuras de unos soldados alemanes en el frente ruso que no tenían más que problemas por culpa del barro, se les atascaban los camiones, los tanques... y finalmente morían atascados en el barro. En mi mente infantil aquello me pareció algo muy exagerado, creía inverosímil que la maquinaria de guerra no estuviera preparada para soportar la lluvia.
Pues resulta que aquí sí hay barro, mucho barro, y eso condiciona la vida del ruso. Aquí no hay cuestas, todo es llano, y ésto unido a la falta de desagües hace que la lluvia sea un auténtico coñazo.
Hubo un tiempo en que estas ciudades debieron estar asfaltadas, se aprecian restos ¿arqueológicos? de asfalto en los grandísimos socabones térreos. No sé si lo han sacado para darle un encanto de lo antiguo a las ciudades, o si las dejaron así después de la guerra o si están buscando un tesoro, pero el resultado es de lo más incómodo, no creo que Spielberg conozca Moscú y el día que venga se tirará de los pelos por haber gastado tanta pasta en los decorados de "Salvar al soldado Ryan" cuando aquí podría haber rodado gratis.
Con tanto socabón térrreo, tanto terreno llano y tanta falta de desagües el día que llueve se monta la de Dios es Cristo, ahora comprendo que nuestras botas de agua se llamen "Katiuskas".
Algo tan nímio como recorrer la distancia (5 minutos) que separa el piso de Masha del mío se convierte en una aventura llena de ríos, pantanos y sendas de elefantes... perdón, de coches, porque la mitad del camino lo he de hacer por el centro de la carretera, la única zona que no se inunda.
Dicen que el ruso es un pueblo fuerte... pura selección natural, los débiles no llegarían al final de la calle, y aún no ha llegado el invierno con su frío ¡je!

martes, 22 de septiembre de 2009

Ya soy ruso

Me he dado cuenta de que me he transformado en ruso... bueno, no tengo el pelo rubio ni ojos azules, ni pecho rana, pero me comporto igual que ellos.

Antes: iba por las calles mirando con la boca abierta a todos lados "¡hala! ¡qué coche!", "¡hala! ¡Qué socabón!", "¡hala! ¡qué mosca!"...
Ahora: voy mirando al frente con prisa y cara de mala hostia

Antes: me ponía el primero en la cola de entrada al tren y cuando iba a dar un paso ya era el último
Ahora: me pongo el segundo y entro el segundo, y alguna maleducada se lleva una carga (legal) por el camino

Antes: no entraba a una tienda si no me acompañaba Masha...por si no me entendían
Ahora: compro en los supermercados y contesto si me preguntan por las bolsas, en el Coffee House y en el Mac Café ya saben lo que quiero nada más verme entrar y si me preguntan algo lo entiendo (cosas como si pueden retirar la bandeja, si quiero el café para tomarlo allí o para llevar o si quiero canela o chocolate en el capuccino) y les contesto

Antes: pasaba el tiempo paseando por los parques
Ahora: paso el tiempo haciendo negocios, comprando acciones y las vendiéndolas más caras (intentándolo al menos)

En fin, que sólo me falta entrar en los trenes sin pagar y ya sabré vivir en Rusia

domingo, 13 de septiembre de 2009

La boda de Masha

No es la mía, por favoooor ¡que no cunda el pánico!... deja de gemir como una nenaza, ¡César! sigues siendo el candidato número uno a padrino. Después de tirar cuatrocientos euros en un vuelo sin usar te lo has ganado.
Bueno, a lo que iba, que me desvío, Masha es una amiga de Masha (esta sí es "mi" Masha, es que en Rusia hay muchas Mashas), que se ha casado hoy.
Así que en la iglesia me he plantado bien uniformado para la ocasión, traje negro, zapatos negros, pelo negro, camisa blanca... clavadito a una urraca (pero a una urraca elegante).
Tenía cierta curiosidad por ver cómo es una boda ortodoxa rusa y confieso que las sensaciones que me transmitió fueron idénticas a las que siento en las bodas católicas españolas... desde que entré en la iglesia sentí un deseo irrefrenable de salir.
Pero aguanté como un campeón hasta el final para no perder detalle. Y hablando de detalles, aquí sí que hay pequeñas diferencias con las católicas. La primera es que todas las mujeres llevan un pañuelo cubriendo el cabello, hasta Masha, que a pesar de mis risitas lo mantuvo emperturbable durante toda la ceremonia.
Los novios visten igual que en España, la novia de novia y el novio de traje, los invitados lo mismo (salvo por el pañuelo de las mujeres). El cura... bueno, tenía coleta. Siempre creí que el de la boda de mi hermano, llegando mucho después de los novios a la iglesia, con cara de resaca y gafas de sol, era lo más moderno que nunca vería en temas de curas, pero éste lo superó. Al margen de la coleta, en todo lo demás parecía un cura, iba de negro y se mostraba muy ceremonioso.
Otro detalle es que aquí no hay bancos para sentarse, lo cual azuzó aún más mi instinto de huída (en todo momento me mantuve cerca de la puerta de salida intentando que nadie bloqueara el camino y eso me calmó un poco). El resultado de no haber bancos es que no hay filas de feligreses, más bien hacen un círculo alrededor del altar (menos por detrás del cura), algo así como los indios del oeste cuando bailaban alrededor del fuego, pero en vez de saltar continuamente, se santiguan y y hacen reverencias... los más devotos hacen la reverencia hasta las rodillas casi, y los menos creyentes hacen un gesto como diciendo "que sí, que sí, que tiene usted raón"
Un detalle que me impactó es que a los novios los coronan, y con una corona bien chula, por cierto... supongo que será un reconocimiento del valor que demuestran llegando hasta allí... aunque al final no se quedan con la corona, la tienen que devolver.
Otro detalle curioso es que al principio el cura se equivoca con los anillos, le pone a ella el de él y a él el de ella, y parece ser que lo hace a propósito, aunque después rectifica y los pone bien. No tengo ni idea de lo que significa, tal vez sea una chanza para calmar un poco los nervios, aunque nadie se rió (menos mal que soy un chico prudente y no me dio a mí por hacerlo, tal vez  no les hubiera gustado).
Por otro lado he descubierto que soy como los Lada, pero al revés. Es decir, la gente nada más verme piensa "este no es de aquí", ni siquiera en una boda y vestido de uniforme pasé desapercibido, lo sé porque Masha estuvo con una amiga que le preguntó de qué sitio raro me había sacado y seguidamente la acusó de antipatriota por no consumir prooducto nacional... ¡envidia! ya que todo el mundo sabe que soy el chico más mono del universo, mi mamá siempre me lo dice.
La ceremonia tuvo una duración parecida a una católica, sobre 45 minutos y al abrir la puerta de la iglesia y ver de nuevo la luz sentí lo mismo que siento en las ceremonias españolas, la alegría de un preso cuando lo sacan de la mazmorra.
En resumen, sigo creyendo que los ortodoxos son mucho más honestos que los católicos, pero a mí me producen ambas iglesias el mismo efecto...

viernes, 11 de septiembre de 2009

La moda

Los rusos han entrado hace poco en el mundo capitalista, pero avanzan imparables hacia la modernidad. Uno de los síntomas es que hace tiempo que abandonaron el soviético y monótono traje gris y se sumergieron de lleno en el mundo de la moda occidental... eso sí, a su manera.

El estilo futurista:
Los rusos tienen su propia idea del futuro, no voy a juzgar si más o menos acertada que la de otras sociedades, aunque eso sí, el siguiente modelo espero que sea para la temporada de invierno porque si el diseñador pensó en usarlo para ir a la playa es un cab**n.


El estilo inglés:
De todos es conocida la mítica elegancia inglesa y los rusos, en su afán de progresar en ese terreno, se han dado una vuelta por la isla y han traído algunos modelos:



El estilo retro:
Triunfa en ciertos ambientes. Aunque como aquí no vivieron los tiempos del Rock&Roll, la época hippie o los desenfrenados setentas, sus referentes son algo más antiguos.

La siguiente imagen muestra un modelo de caballero vestido para la temporada primavera-verano.

Entre las damas también hay seguidoras del estilo retro.


Esto no ha sido más que un acercamiento al tema de la moda dado que en un país tan enorme y plural se encuentran muchísimos más estilos, otro día hablaré del estilo checheno, kazajo, oriental etc... seguiremos informando, ¡bye!

jueves, 10 de septiembre de 2009

Volga y Lada





Son marcas de automóviles rusos. Los automóviles rusos tienen algo especial que los diferencia de los demás y que hace que, nada más verlo, pieneses "este es de aquí".
Y no es que los motores rujan en cirílico ni que huelan a Vodka, es más bien un compendio de sutiles detalles.
Por lo pronto -aunque esto no se aprecie a simple vista- la polaridad de las baterías es inversa a la del resto del mundo. Tras mucho pensar en ello he llegado a la conclusión de que esto se debe a la política. Supongo que en tiempos soviéticos no gustaba nada eso de que el positivo estuviera a la derecha y Stalin, que era muy suyo para estas cosas, mandó poner el positivo a la izquierda.
Pero lo que delata a un coche ruso es la sensación de que la industria del diseño automovilístico de este país sigue la máxima de "que ande y que no cueste más de cien rublos fabricarlo"
Bajo esta premisa han conseguido coches clásicos, modernos, enormes y pequeños... para que luego digan que los rusos no son ingeniosos.
El Volga, por ejemplo, es un coche grande. A primera vista parece una imitación de un Mercedes, pero cuando te fijas un poco aprecias las pequeñas diferencias. Las suspensiones traseras son de ballesta, como las de los viejos Barreiros españoles (y los ilustres Seat Panda) y los frenos, por supuesto, de tambor... bueno, dado su generoso tamaño, acorde con el peso del tanque, sería más apropiado llamarlos de bombo.
El Lada es a Rusia lo que el Citröen a España, el coche de tuning pobre por excelencia. La mitad de los Lada de este país son los clásicos Fiat (para nosotros SEAT) 124, grabados a fuego en la memoria de los treintañeros, cuarentones y demás interesantes adultos de nuestro país.
Es muy curioso ver que un caballero pulsa un botón de una llave y el 124 que está a tu lado le responde "¡pipí!"... ni las muñecas de Famosa ¡oye!. Y más simpático aún es verlos con equipos de música de tropecientos watios, superllantas de aleación, navegadores y lo último de la estética del tuning alemán, color negro mate incluído. Hay algunos preciosos y otros... bueno, como en España.
Ambas marcas son las preferidas por los taxistas y, dado que aquí los taxis son colectivos, tal vez compense ceder el sitio en la cola de la parada al tipo que tienes detrás para que se suba al Lada y esperar tú por el Volga que lo sigue... porque cinco adultos en un 124 llega a ser algo claustofóbico, una vez soñé que era una sardina y deseaba que abrieran la lata y se comieran a la de al lado. Yo aún no he aprendido a sacar la cartera del bolsillo para pagar sin pegarle con el codo en el ojo al de al lado, pero os juro que se puede hacer, porque el de al lado, tras fulminarme con la mirada, lo hace elegantemente demostrándome lo atrasados que somos los españoles en esto de movernos.

martes, 8 de septiembre de 2009

De fiestas hemos estado



Además de porque cazan osos con cuchillos, los rusos son un pueblo poderoso porque son belicosos, o al menos les gustan los uniformes, las armas y las bandas militares.
El sábado fue fiesta en Moscú y, para celebrarlo, el ayuntamiento bombardeó la ciudad con un producto químico que destruye las nubes y deja un precioso día soleado mandando la tan enriquecedora lluvia al resto de la provincia, para gozo de sus vecinos provincianos que seguro se alegraron de tan generoso regalo de los moscovitas dando gracias a sus madres por parir a tan bondadosos hijos.
Además organizaron un desfile de bandas militares internacionales en la plaza roja en el que participaron una banda por cada país invitado y un monton de bandas rusas para demostrar, como en el juego del Risk, quien es el que manda en el tablero.
Los angloescoceses fueron los más solicitados por las damas moscovitas para compartir retratos, en particular los escoceses, que eran mirados con sonrisa cómplice y admirada, intuyo que por la calidad de su ropa interior más que por sus hermosos rasgos vagamente apolíneos.
El desfile estuvo entretenido, a algunas bandas las acompañaban soldados armados que hacían malabarismso con sus bayonetas sin que ni uno se cortase un dedo, toda una decepción para el espectante público.
Hubo varias bandas que, al no tener soldaditos armados, se dedicaron a tocar jazz con movimentos estilo Nueva Orleans (¿habeis visto Full monty? pues de esa guisa) para impresionar al respetable, y no lo hacían mal aunque creo que si se van a la guerra con ese repertorio como mucho intimidan al cura del enemigo con ciertos movimientos obscenos, a los que matan creo que les asustaría más bien poco.
Los más curiosos fueron los chinos que con cuatro tambores y mucho kung fú levantaron los entusiasmados aplausos del auditorio demostrando que por mucho que evolucione la música, la que realmente entusiasma al homínido es la que lo convierte en mono... ¡ay! Darwin, Darwin...
Finalmente interpretaron todos juntos unos temas de los Beatles, excepto los chinos que parecían rezar a buda imlorando perdón por semejante sacrilegio.
En resumen, todos lo pasaron muy bien y los rusos dejaron claro que eran los dueños del tablero del Risk.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Sasha

Esta tarde he ido a arreglar el coche de Masha (y lo he arreglado, gente malpensada). El problema es que me faltaban herramientas y hemos recurrido a Sasha.
Sasha es un antiguo compañero de colegio de Masha, ahora es taxista, pero fue soldado de los cuerpos especiales rusos y combatió en la guerra de Chechenia. A Sasha le he caído bien porque, como él, soy un chico de pueblo y no una mariconada endeble de ciudad. A mí también me cayó bien él y para celebrar nuestra recién estrenada amistad Sasha me ofreció un vaso de cerveza y, tras bebérmelo, sacó una pistola del coche, comprobó que el cargador tenía balas y me la dio, puso un blanco en la pared y me invitó a vaciarle el cargador (imagino que la cerveza sería para serenar el pulso). Acerté cinco tiros en el blanco así que a Sasha aún le caí mejor y me dio otro vaso de cerveza (me pone un poco nerviosa esta costumbre de los rusos de emborrachar a los extranjeros).
Luego Sasha me invitó a cazar con él a lo que yo me sumé entusiasmado... entonces me enteré que Sasha caza osos con un palo y un cuchillo y me avisó que cuando vayamos no puedo tener miedo porque el oso se pone nervioso y la cosa se complica... no sé si estaré escribiendo mi epitafio.
Sasha también me invitó a cazar linces con cuchillo, parece ser que hay que esperar a que te salten encima y entonces rajarles la barriga... dijo que me va a enseñar a manejar el cuchillo (él tiene un entrenamiento especial de los comandos de élite en los que estuvo), porque si se hace mal uno puede salir algo arañado... si no me volveis a ver decidle a mi mamá que me porté como un hombre hasta el último momento.
¡Ah! Sasha también caza lobos con las manos, el truco parece estar en darle patadas en sus partes nobles y luego descoyuntarles la mandíbula (o algo así, esta última parte no la entendí muy bien, pero lo de la patada sí)... lo que no sé es qué hará cuando se encuentre con una loba.
Cuando le digo que en España se aburriría muchísimo con nuestros métodos de caza tan poco emocionantes, sonríe, saca pecho y contesta orgulloso "por eso Rusia es un pueblo poderoso".
Sasha dice que los toreros son unas nenazas porque usan un capote para engañar al toro, lo sangran con las banderillas para debilitarlo y lo matan con una espada. Dice que a él le encantaría tumbar a un toro como lo hacía su abuelo, de un puñetazo en la frente.
Todo lo que he escrito arriba es rigurosamente cierto... menos que voy a ir a cazar osos y linces con él (aunque él aún no lo sabe).
Finalmente Sasha me invitó a cenar una barbacoa en su garaje cuando acabara con el coche y, como estaba en deuda con él (me prestó herramientas), no me pude negar así que allí me presenté.
Los rusos sienten un gran placer emborrachando a los extranjeros así que, como Denís, lo primero que hizo Sasha fue amagar con llenarme un vaso de Vodka... pero yo ya estaba escarmentado y solté rápidamente un "niet payalsta" que me evitó el trance. Pero Sasha es hombre de recursos así que si no era vodka tenía que ser cerveza. Yo como mal menor acepté una lata... lo que no sabía es que las latas de cerveza rusas son de litro.
Y así transcurrió la velada, comiendo churrasco, bebiendo cerveza y hablando con Sasha y los colegas sobre fútbol (resultó que uno era fan del Celta), caza, pesca... mi fortuna fue que las latas no son transparentes así que Sasha y sus amigos nunca supieron cuánto de la lata bebí mientras cenaba. y cuando recogieron la mesa yo ya estaba bien lejos.

viernes, 4 de septiembre de 2009

La comida, parte primera


Contrariamente a lo que creía Franco (me gustaría saber quién se lo "sopló"), los rusos no comen niños crudos (ni cocinados), ni siquiera a los capitalistas... al menos yo no los he visto en el menú (tal vez sea cosa de la Perestroika)
Aquí se comen muchas bayas, conocen decenas de variedades diferentes, algunas silvestres y otras de jardín. No es que los rusos se parezcan a las cabras, que no se parecen, (los he visto en bañador y no imagino a nadie piropeándolos con nuestro castizo ¡pecho lobo!, como mucho se podrían llevar un ¡pecho rana!).
Según tengo entendido comen bayas por exigencia del clima, argumentan que "las frutas no aguantan el frío que hace aquí". Yo imagino que las bayas se constipan menos, y supongo demasiado laborioso abrigar a cada fruta con algo parecido a un jersey... y como crecen muy rápido, habría que renovar el vestuario continuamente... un jaleo, vamos.
Hacen de todo con las bayas: zumos, confituras, dulces... por cierto, los rusos comen muchos dulces. Un dulce muy curioso lo hacen envuelvolviendo requesón en chocolate convirtiéndolo en una chocolatina que hay que guardar en la nevera para que no se estropee.
Como ya habreis deducido, aquí comen requesón, y es muy común. Se vende en los supermercados en paquetitos de envasado industrial, pero también lo puedes comprar artesano en el mercado de productos del campo (también puedes encontrar leche ordeñada sin pasar por una planta de envasado... como en la Galicia de mi tierna infancia).
Al igual que en Galicia comen freixós, los suelen cubrir con productos dulces como nata, confituras varias (de bayas la mayoría, por supuesto) o salados (por ejemplo, carne).
Tienen un montón de sopas distintas, de todos los colores, con carne, pescado, verduras e, invariablemente, con una nube de nata que se echa encima y se mezcla y, aunque os cueste creerlo, no es asqueroso... le da un aire cremoso que le sienta muy bien.
También tienen un montón de ensaladas diferentes y muchas de ellas ¡¡sin lechuga!! mucho nos queda por aprender a los españoles...

miércoles, 2 de septiembre de 2009

El hormiguero

El ser humano desde siempre ha imitado a la naturaleza. Vimos aves y construimos aviones, vimos libélulas y diseñamos helicópteros, peces y fabricamos submarinos, barcos... y alguien se fijó en un hormiguero y construyó el metro.
Cuando entras en el metro la primera vez todo parece un caos, cientos de personas aparentemente deambulando, cruzándose, casi chocando... parece que al entrar en el hormiguero la hormiga pierde el sentido de la situación.
Pero cuando te haces asiduo del metro descubres de que todo tiene sentido y hasta el más mínimo detalle está diseñado para algo... que la hormigua llegue a su destino lo antes posible, nada más cruzar la puerta te crecen las antenas.
Descubres, por ejemplo, que en las escaleras mecánicas tu lugar natural es a la derecha, dos peldaños detrás del que te precede, y lo mismo a tu espalda (si no es así y hay un hombre... desconfía). Los apurados usan el carril izquierdo de la escalera para adelantar.
Cuando estás en el andén y sientes que llega un tren ¡huye de las escaleras! porque en unos pocos segundos una marabunta te arrolará quedando entonces pocas posibilidades de escape.
Para entrar en el vagón la hormiga se sitúa a un flanco de la puerta, dejando el centro para las hormigas salientes y, una vez han salido todas, entran las de los flancos... alguna hormiga listilla se adelanta y entra antes de que acaben de salir todas, con esto consigue ventaja a la hora de encontrar un asiento vacío... hay hormigas con antenas muy largas y afiladas.
Cuando sales del vagón procura ir rápido, tendrás ocasión de elegir el giro que te conviene, derecha o izquierda, si te duermes en la salida elegirá la marabunta por ti... o quédate quietecito y no respires hasta que ésta se haya ido y luego actúa.
Ser hormiga no es fácil, siempre rodeado de iguales que se mueven con brío acatando las reglas del hormiguero, te ves obligado a ser uno más, no hay elección... pero milagrosamente acabas llegando a tu destino y la verdad es que en un tiempo record... ¡ah! y haces deporte.

martes, 1 de septiembre de 2009

La religión

Son ortodoxos (los que lo son). Los ortodoxos básicamente son como los católicos pero en plan serio, en las misas se está de pie, nada de mariconadas tipo banco de madera, y duran tres horas, que en 30 minutos a Dios no le da tiempo ni de empezar a hablar.
Las mujeres van con el pelo tapado y falda larga a la iglesia, desde las niñas a las ancianas y en el bautismo no te echan agua encima... te echan encima del agua, y tienes que hundirte de todo para quedar bien bautizado ¡ni un pelo fuera! ¡¡y tres veces!! recomiendo que el que se quiera bautizar se piense bien las fechas, no vaya a ser que pase directamente a mártir.
Los curas visten de negro y tienen hijos, igualito que los católicos, la diferencia es que aquí lo de los hijos está bien visto, cuantos más, mejor... ¡ah! y se casan y son monógamos (seria diferencia con los católicos)
En general los preceptos son del estilo católico, pero aquí se los toman en serio. Por ejemplo, si vas a comulgar vas en ayunas, la cuaresma se respeta etc.
Y ahora me tomo la libertad de emitir una opinión, la gran diferencia que he visto entre la iglesia ortodoxa y la católica es que los primeros no me parecen hipócritas, y los segundos... si tuviera que fichar por uno de los dos, sin duda por los ortodoxos.

El idioma

Los rusos escriben raro, pero que muy raro. Usan un alfabeto que llaman cirílico, supongo que porque lo diseñó un tal Cirilo y que parece hecho para despistar. Por ejemplo, si escriben "y" quieren decir "u", si ponen "c" se refieren a "s", ponen "x" para decir "j"... y así la mitad de las letras. Quizá Cirilo vivió en los tiempos de la guerra fría y con esto engañaban a los yankees.
Recomiendo encarecidamente a quien quiera viajar a Rusia que aprenda el código de Cirilo porque una vez destapado, el ruso es básicamente como el español. Por ejemplo, si queremos comer vamos a un "restorán", pedimos un "menú", seguido de un "café" y luego vamos al "tualiet".
Al salir cogemos el "aftobus" que nos acercará al "metró" que nos llevará al "stadión" para ver el "futbol"... o si lo preferimos podemos ir al "teatr" o al "kinó", vamos, que si no fueran rubios e hiciera frío, igualito que Lugo (salvo por el metró)
¡Hala! ya sabeis ruso

¿Serán los marcianos?


Ayer por la tarde presencié una escena dantesca en la estación de tren de Kurska. Miles de personas corrienco como pollos sin cabeza, unos para acá, otros para allá, los trenes no salían, no tenían puestos horarios en las pantallas... inicialmente pensé que había estallado una bomba inteligente que sólo afectaba a los rusos, pues yo no la oí ni sentí su calor, pero la gente huía... Luego me explicaron que había venido un político a la estación.
Parece ser que el susodicho político viajó en tren por la tarde y suspendieron todos los servicios de manera indefinida, eso sí, de un modo sutil, es decir, sin dar la menor explicación a la gente. Así que se habían amontonado miles de personas en los andenes, desconcertadas, sin saber qué pasaba ni a qué hora habría trenes, sin saber si habría trenes.
De repente los trenes empezaron a moverse sin previo aviso, así que la gente (que se había ido sentando en algunos, más para descansar que para viajar) salían disparados de unos trenes para meterse en otros porque había corrido el rumor de que ese salía pronto... y luego sucedía que el que salía era el que habían abandonado ¡je! nunca creí que podría ver tanta gente junta con cara de tontos.
Yo aposté por un tren y perdí, los otros dos que había barajado salieron antes así que me quedé una horita con cara de tonto también... lo peor es que parece ser que es la tercera vez que pasa este año.
Parece ser que en Rusia cohabitan dos especies de homínidos, el pueblo y los políticos, aunque físicamente se parecen mucho, los segundos padecen de ceguera y sordera, se sospecha que por evolución fruto de cientos de años sin usar sus órganos para ver u oír, y debido a esta atrofia ignoran que existen los primeros, no los detectan sus degenerados sentidos. Lo extraño es que los primeros no se coman a los segundos, supondo que serán indigestos, o peor, venenosos.
¡ay! Si Montesquieu levantara la cabeza.