lunes, 31 de agosto de 2009

El tren II

Los rusos son gente tranquila, rara vez levantan la voz. A primera vista se podría pensar que son mansos... craso error, porque cuando sufren una injusticia en sus carnes alzan la voz con indignación y entonces se ve otro ruso, el encendido, el que reclama justicia y ese hombre digno asusta al malvado y emociona al justo.
Un ejemplo de ruso indignado lo vi el otro día en el tren, al pobre hombre le querían hacer pagar el billete y por sus gestos y tono de voz hacia el policía -puño en alto y cabeza erguida gritaba con firmeza mirándolo a la cara- (desgraciadamente, debido a mi pobre manejo del idioma, no llegué a entender muy bien lo que decía) quedaba claro que por semejante afrenta no pasaba... no sé cómo acabaría el asunto porque yo me fui, pero el policía lo tenía difícil.
Para el ruso no pagar en el tren es un derecho fundamental y la lucha por defenderlo va más allá de los vagones. Al entrar y salir de la estación hay unos tornos que sólo se abren con el billete -la escena arriba contada era en los tornos de entrada- y es habitual al abrir el torno sentir que se te cuelga un camarada a tus espaldas y que pasa contigo el torno... un ruso digno.
A mí me pasó varias veces, la primera me llevé un susto porque no me di cuenta y cuando empujé el torno éste se quedó a mitad de camino, atascado. Por más que empujaba aquello no andaba hasta que finalmente, por puro instinto, miré hacia atrás y me encontré a una señora entrada en carnes atascadá en el torno detrás de mí... para algunos defender la dignidad es un deporte de riesgo.
La segunda vez fue otra señora que no paró de repetir "porfavorporfavorporfavor..." hasta que acabó la maniobra, pero de ofrecerse a pagar medio billete ni mu.
Debo ser un canalla, porque en vez de sentirme orgulloso por ayudar al digno a defender su libertad, me sentí un pardillo al que toman el pelo, necesito tomar lecciones de moral.

jueves, 27 de agosto de 2009

El transporte público. Capítulo I, el tren


Moscú está unido a sus ciudades satélite por una red de trenes de cercanías. Son trenes austeros, con asientos hechos para durar, no para ser cómodos y suelen desplazar unos quince vagones.
Es costumbre no pagar el billete, cuando se acerca el revisor los morosos se alejan de él hasta la puerta de salida y, dado que el tren hace continuas paradas, les da tiempo a escapar al siguiente vagón. Una vez el revisor ha pasado al siguiente vagón, los morosos aprovechan la siguiente parada y vuelven a su vagón de origen donde, oportunamente, antes de irse dejaron el asiento reservado posando un papelito, un mechero, una agenda... y que a nadie se le ocurra tocarla porque te montan un escándalo. El otro día me divertí mucho observando desde un andén cómo los morosos bajaban a toda prisa y el tren les cerraba las puertas dejándolos fuera, era realmente cómico verlos golpear las puertas para entrar -muchos de ellos dejan dentro sus mochilas y maletines reservando asiento-, yo creo que el maquinista lo hizo a propósito para que sufrieran, aunque finalmente les abrió (yo no lo habría hecho)
En las horas punta mañaneras, cuando es seguro que hay revisores en el tren, calculo que la morosidad alcanza a un 40 por ciento del pasaje, escandaloso. Pero no es nada comparado a lo que vi esta tarde cuando regresaba de Moscú en un tren medio vacío ya que no era hora punta. Contra todo pronóstico aparecieron los revisores (van en pareja) y se escapó del vagón... ¡el 90 por ciento del pasaje! señoras aparentemente "finas" con sus hijas adolescentes, hombres trajeados... la crema de la crema del tren. Normal que los trenes sean rústicos, aún así deben de ser una ruina.
Subir a un tren en hora punta es semejante a disputar una carrera de F1. Los competidores nos situamos en el andén, nerviosos, vigilándonos unos a otros, los treinta rivales que competimos en cada puerta por subir a un vagón somos conscientes de que tendremos que luchar enconadamente para alcanzar la gloria, uno de los cuatro asientos que aún quedan libres .
Cuando atisbamos el tren en la distancia intentamos situarnos lo mejor posible para entrar en el momento en que abran las puertas. Hay trucos, por ejemplo, en Elektrougli, si te pones debajo de la escalera del andén te parará el vagón 12 que es el que suele ir más vacío. Luego has de elegir bien el punto exacto en que te situas para que te coincida la puerta lo más cerca posible, recordemos que los cuatro primeros que entren en el vagón, luego de subir las escaleras y torcer hacia la zona de asientos, alcanzarán la gloria... si los que entran por la otra puerta del vagón no la alcanzan antes.
Por fin para el tren y todos corremos hacia las puertas... la clasificación está finalizada, estamos en la parrilla de salida esperando con tensión a que el semáforo se ponga en verde, es decir, a que abran las puertas. Ser de los cuatro primeros no te garantiza la gloria, pues hay adelantamientos... ¡y cómo se adelanta! pero si estás de la posición 9 hacia atrás olvídate de la gloria, nunca la alcanzarás.
Algunas veces he tenido la suerte de calificar entre los primeros... pero siempre me han adelantado en la salida. Mira que intento tapar huecos, miro a mi derecha, a mi izquierda, observo a mis rivales y los estudio, me acerco lo máximo posible al rival de delante para que no se me metan en medio... pero en cuanto abren las puertas y el pelotón arranca ya se me han colado cuatro mujeres y yo me quedo mirándome el cuerpo con cara de bobo buscando los agujeros por los que se han metido... las mujeres rusas caben por donde no cabe un ratón.
Una vez llegas al vagón, derrotado, eres consciente de que has de ir de pie... pero aún tienes oportunidades. Hay estaciones en las que baja gente, y si estaba sentada (lo que es bastante usual ya que los sentados suelen venir de estaciones más lejanas y muchos trabajan en ciudades diferentes a Moscú) dejará tras de sí un asiento libre. Aquí también hay ciencia pues una vez en el vagón la gente sí respeta la cercanía y el asiento lo ocupará el que esté más cerca. Esto lleva a elegir bien el sitio en el que irás de pie, oteas a los grupos de sentados e intentas adivinar los que no trabajan en Moscú, por mi experiencia son una buena apuesta los que tienen pinta de brutos, gente de profesiones manuales que probablemente trabajan en la construcción en ciudades diferentes a Moscú, éstos se suelen bajar antes... es una buena pista si llevan cerveza y comida y se la reparten entre ellos, indica que son una cuadrilla. Yo no me fío de los que tienen pinta de urbanitas, me parece que todos van a Moscú y sin embargo, muchas veces me he equivocado con ellos, supongo que tengo mucho que aprender aún en el arte de alcanzar la gloria en el tren.
Lo peor es que estamos en temporada baja, agosto, según parece mucha gente no va a trabajar porque está de vacaciones, veremos que pasa a partir de septiembre cuando, según me ha contado Masha, hay veces que no entras en el tren ni para ir de pie... ¡uf!

miércoles, 26 de agosto de 2009

Las bolsas Carrefour






En Rusia las bolsas tipo Carrefour no son gratis. Cuando llegas a la caja de un supermercado a pagar la cajera te pregunta "paquét?" y, si no quieres llevarte la compra en la mano, debes responder "da, payalsta"
El lado bueno es que esto incentiva el reciclaje ya que es habitual ver a los rusos traer de casa sus bolsas tipo Carrefour al supermercado para meter en ellas la compra, así que muy bien por la medida.
Pero los rusos van más allá y le han encontrado toda suerte de utilidades a estas bolsas. Así tenemos la bolsa de Carrefour modelo "bolso de señorita", es decir, muchas chicas llevan estas bolsas por la ciudad a modo de ese pesado saco de secretos que los hombres solemos observar con curiosidad y asombro. Aún no me ha tocado ver a ninguna señorita sacar de su personalísima bolsa Carrefour el estuche de maquillaje en el metro y arreglarse... pero no me sorprendería verlo cualquier día.
Los hombres usan los modelo "bolso de hombre" y "mochila", ambos utilísimos para cubrir todo tipo de necesidades de un macho urbanita, es decir, el bocadillo, la botella de cerveza o Pepsi, un libro para leer en el metro etc.
Hasta tal punto llega la pasión de este pueblo por dicho accesorio que en una feria de exposiciones militar a la que acudí el domingo los expositores regalaban ¿llaveros, pins?... no no, bolsas de plástico, eso sí, preciosamente decoradas con su publicidad ¡je!
Un día viendo por la tele un programa sobre ciencia y tecnología me encontré un reportaje de investigación en el que analizaban cinco modelos diferentes de bolsas Carrefour, las sometían a pruebas de resistencia, de lavado a máquina (lavadora) etc. Si has de comprar una bolsa Carrefour, elige bien.
Se pueden encontrar todo tipo de modelos de bolsa Carrefour, desde las de un Auchan, un Zara o una tienda de cosmética hasta alguna con la foto de un León y una leyenda que reza "Kenia"... supongo que será un souvenir que el dueño trajo de algún safari.
Luego hay otro modelo de bolsa de plástico mucho más evolucionado. Suele ser más grande, del tamaño de una bolsa de deportes y de un plástico fino tipo mantel de restaurante barato y, a diferencia del diseño tipo saco de la bolsa Carrefour, esta tiene un diseño tipo bolsa de deportes, con los contornos reforzados y una cremallera en la parte superior... esto es el sumun del transporte moscovita, porque permite desplazar elementos mucho más pesados que la bolsa Carrefour. La suelen utilizar individuos con un estilo de vida diferente, donde se ven obligados a moverse con elementos pesados y voluminosos.
Las bosas Carrefour de Rusia son de muy mala calidad, a nada que las cargues un poco se rompen por todas las esquinas, y esto me ha dado una idea... dada la gran demanda de este tipo de complemento que hay en Rusia, podría ser interesante montar un negocio de importación de bolsas Carrefour españolas, habrá que hacer cuentas.

viernes, 21 de agosto de 2009

Las mujeres rusas





jeje... ya sé que era el tema más esperado. En rusia hay más mujeres que hombres... y eso se nota. Compiten por conseguir a los pocos hombres que hay, lo que las lleva a ir muy arregladas, con vestiditos ceñidos, zapatos de tacón alto etc, por el contrario, supongo que por pura ley de la oferta y la demanda, los hombres andan bastante desaliñados.
Por ende, hay muchas mujeres hermosas, de modo que es tan normal verlas que deja de ser interesante (sísí... de verdad), y si además os gustan las rubias...
El problema es que ellas saben que son hermosas... así que no les vale cualquiera. Para acercarte a ellas has de tener una buena chequera y saber usarla, ya que su afición favorita son los regalitos como coches, joyas, pisos.... no valen trucos clásicos como invitarlas al cine (aunque incluyas palomitas y cocacola).
Y ahora he de puntualizar que no son todas así, claro, ni siquiera la mayoría. Pero sí es cierto que existe una moda emergente de mujeres florero, sobre todo de provincias, entrenadas desde jovencitas para sacar los cuartos a los ricos nativos o extranjeros que buscan carne en la feria de ganado en que se ha convertido Rusia... pero a nadie se engaña con esto, los hombres buscan el florero y el florero busca la vida glamurosa y opulenta al lado del "hombre", un acuerdo mutuo como otro cualquiera, es más, según ciertos estudiosos el negocio más antiguo del mundo.
Y finalmente quiero deciros que yo soy muy afortunado por tener a alguien como Masha a mi lado, honrada y sincera y que me quiere un montón (esas cosas se notan)... ¡ah! y muy mala negocianta porque pocos coches y pisos de lujo va a conseguir con mi fortuna, que la tengo muy escondida (tanto que ni siquiera yo la encuentro).

jueves, 20 de agosto de 2009

Cómo conducen los rusos



"Usted saque el carnet y nosotros le enseñamos a conducir", esto es lo que pone un anuncio en una céntrica calle moscovita y resume cómo conducen los rusos, FATAL.
Parece ser que el carnet de conducir, más o menos, se compra. Así que se ponen al volante de inmensos tanques, perdón, todoterrenos, sin saber muy bien qué es todo aquello y como todos están en la misma situación suponen que eso es conducir.
No saben aparcar, así que se ven formaciones de coches que parecen abandonados por doquier, sin orden ni sentido y, por supuesto, todas las aceras son aparcamientos, más anchas más ancho se aparca el coche.
Peatones y automóviles compartimos el asfalto entre mutua comprensión y resignación (recordemos que las aceras son para aparcar) aunque, ante un desacuerdo, el más chulo, osea el más grande, osea el tanque, siempre lleva las de ganar y siempre gana, así que hay que andarse al loro.
Las mujeres son una raza aparte porque, además de tener las mismas nociones de conducir que los hombres, aparentemente confunden esos tanques con salones de belleza donde hay un montón de espejos para retocarse, puedes sentarte cómodamente a hablar por el móvil y ese bicho mágico te desplaza a donde quieres (imagino que pensarán que lo guía la mano de Dios)... desgraciadamente con frecuencia esa mano divina que lo guía no es tan infalible como cabría suponer por su divinidad con consecuencias muy negativas... digamos atropellos, choques etc.
Valga como ejemplo mi experiencia de ayer cuando regresaba yo del instituto Cervantes compartiendo el asfalto con los coches cuando atisbé parado delante de mí a un BMW con el motor en marcha habitado por una rubia hablando por teléfono... lo cierto es que tuve algo de miedo. El BMW estaba en posición de incorporarse al tráfico, así que por prudencia me salí de la carretera y decidí sortearlo por la parte de atrás, por si acaso. Cuando estaba en esas lides, ya sintiéndome a salvo por mi inteligente decisión, sentí un cachetazo en el culo que me hizo dar un brinco del susto... vuelta la cabeza descubro que nuestra querida rubia se puso a dar marcha atrás sabe Dios para qué porque aquello no tenía ningún sentido golpeándome con la parte de atrás de su bicho sin ni siquiera darse cuenta. Imagino que confundió la marcha y no pensó que los espejos del tocador sirven también para ayudar a la mano divina a conducir el BMW. Sentí deseos de cantarle las cuarenta pero imaginé que entre mi precario ruso y su precario... ¿cerebro? sería una pérdida de tiempo intentar hacerle entender el agravio, tendría que empezar explicando la naturaleza poco divina de su juguete y no andaba yo con tanta paciencia.
La moraleja de hoy, queridos lectores, es que esto no es la selva, pero cuidadín con los elefantes...

miércoles, 19 de agosto de 2009

¡Feliz cumpleaños Katya!


Esta tarde he estado en la fiesta de cumpleaños de Katya (la mejor amiga de Masha). Básicamente fue como un cumpleaños de España... salvo que en vez de CocaCola, se bebía vodka con la comida.
Denís (el marido de la prima de Katya) ejerció de maestro de ceremonias y en todo momento se preocupó de que mi vaso no estuviera vacío.
Yo intenté dejar el pabellón gallego bien alto y respondía a cada ronda de vodka con la típica forma de beber rusa... tragándolo al toque (va por ti, César).
A los cinco minutos de empezar me di cuenta que aquello era para profesionales y yo no lo era... dos chupitos me bastaron para nublar la vista, colorear mis mejillas, sacar una sonrisa estúpida a mis labios y sentirme capaz de hablar ruso, así que, lamentándolo mucho por mi bandera y mi país, amigos gallegos, no supe defender nuestro pabellón y me retiré ante la mirada de asombro de Denís... lo siento, no me preparé bien, lo reconozco, y no supe defender nuestro honor.
Así que el resto de la velada transcurrió comiendo para compensar el subidón y hablando con Denís de caza y pesca (mi ruso no se entendía muy bien así que Masha ayudó un poco... y el ruso de Denís tampoco se entendía muy bien, así que otra vez Masha ayudó). Total, que estoy invitado a ir a cazar y a pescar, aunque, por lo que entendí, los rusos cuando van a pescar, se meten en un garaje a beber vodka así que nosénosé.... a pescar tal vez, pero a cazar...

martes, 18 de agosto de 2009

Haya paz...

¿Os acordais de un atentado checheno en el centro de Moscú? fue hace unos años y recuerdo cómo me impactaron las imágenes del telediario, pues era una sangría de víctimas.
Hoy, caminando por un túnel que atravieso con frecuencia Masha me indicó este monumento y me dijo que era de un atentado que había sucedido allí mismo... y yo recordé el atentado que tan lejano en el espacio me parecía entonces. Escogieron bien los miserables, pues la onda expansiva se propagó por un tunel sin salidas de aire arrasando con fuego y calor todo lo que encontró a su paso... en el centro de Moscú, un lugar transitadísimo.
Las víctimas no creo que fueran muy diferentes a mí , gente que pasaba por allí y, sin comerlo ni beberlo, vio destrozada su vida por... ¿por qué? es indignante.
Quiero dedicar esta entrada a todas aquellas víctimas inocentes, a todos los inocentes que caen víctimas de esa violencia descarnada que manejan unos pocos "líderes" para servir a unos poderosos que manejan el mundo negociando con sangre. Va por ellos... y a los otros que los capen.

lunes, 17 de agosto de 2009

Lunes lunes...


Un lunes en rusia. A las 8:30 (6:30 hora de Viveiro... muchos de mis conocidos aún no se habrán ido a dormir) cojo el tren a Moscú, a las 10:00 visita al ginecólogo (no penseis mal, mentes sucias, no hay farruquiño a la vista). Cumplimentada la cita, visita a la tienda de juguetes (insisto, no penseis mal, mentes sucias). Luego a comer en el mismo centro comercial, menú del día por 4 euros.
Por la tarde visita al KGB (no penseis mal, mentes sucias...), tras lo cual, y para celebrar que he podido salir enterito del edificio, relax en una cafetería tomando una cerveza fresquita.
Regreso en tren a Electrougli y reposo... amén

Una de desventuras



Ayer me fui a coger setas al bosque, la idea era sencilla, salir de allí con algo para comer, pero lo cierto es que salí comido. En rusia hay charcas en los bosques, son muy húmedos, y en las charcas mosquitos que, por lo que se ve, están muertos de hambre.
Esta mañana estaba algo preocupado por la policía porque, si ya tengo pinta de caucásico, ahora parezco salido de una pelea barriobajera, con un puño totalmente hinchado al más puro estilo boxeador sin guantes (dos picotazos de mosquito se encargaron de maquillármelo de esa guisa) y, por si hubiera alguna duda, un ojo certificando que en la pelea también yo recibí... amén de un chichon fruto de otro picotazo, pero éste, afortunadamente, se disimula con el pelo. Total, que andaba yo hoy mui desconfiado por Moscú y no jugué al hombre invisible con la policía, como otras veces... Curiosamente, en lugar de caucásico, me confundieron con un italiano ¡ay! la cosa nostra...

sábado, 15 de agosto de 2009

De mi aventura con las fuerzas del orden


Desde que llegué aquí comprobé con orgullo y agrado que soy, o era, un hombre invisible para las fuerzas de la ley, me gusta pasearme por delante de ellos, muy ufano, comprobando que me ignoran completamente, ni me miran, ni, por supuesto, me piden papeles... cuando estoy en un sitio delicado como una estación de trenes casi me deleito comprobando mi invisibilidad.
Por otro lado, me he dado cuenta que me parezco a los caucásicos, una suerte de inmigrantes mal vistos aquí por sus costumbres delictivas y mafiosas. Era sólo cuestión de tiempo que me trajera complicaciones.
Anteayer regresaba a casa tras bajar a hacer la compra cuando un grupo de inmigrantes, éstos no caucásicos, creo que de la República de Kadjakistan, muy buenos obreros de la construcción y muy trabajadores, salió de las obras del edificio en el que vivo y se puso a caminar justo delante de mí a unos pocos metros. Reflexionando iba sobre nuestro parecido físico pues también eran morenos y de pelo negro, cuando se cruzó delante de ellos un coche de una patrulla policial y los interceptó estilo peli americana, todo un espectáculo digno del apresamiento de una gran banda de mafiosos... para pedir cuentas a unos pobres sinpapeles. La poli les pidió los papeles... y a pesar de que yo iba un poco alejado, muy a mi pesar, también entré en el saco.
Esta vez el pasaporte y el "isvinitse, ya nié gavorú parrusqui" sí funcionó ya que nada más oírlo (supongo que el acento no sonaría muy de Kadjakistan) el poli perdió todo interés en mí y volví a ser el -otrora jactancioso- hombre invisible... pero ahora con el orgullo herido, ya que por lo que parece puedo ser confundido con un pobre sin papeles.
Moraleja... no salgais de casa sin papeles, confiados turistas... sobre todo si no hablais ruso, lo podríais pasar mal.

El microbotellón

Consiste en botellones de a uno, a dos... es decir, jóvenes y no tan jóvenes van a todos lados con su botella de un tercio de cerveza en la mano, por la mañana cuando van al trabajo, por la tarde las madres en el parque con los niños... todos con su botella de cerveza. A los rusos les gusta la cerveza y los bares son caros y así pueden dedicarse a sus tareas y beber a la vez. Si una virtud tienen los rusos es que saben aprovechar sus recursos.

lunes, 10 de agosto de 2009

Ya he hecho amigos

Debo despertar la curoisidad de la gente de Elektrougli, porque la gente se acerca a mí y me habla, y da igual que les conteste el famoso "ya nié gavorú parruski" (yo no hablo ruso) que ellos siguen con su charla como si nada.
El primero fue un capitán del ejército ruso que me abordó en la puerta de una tienda y me hablaba y me hablaba y me hablaba... finalmente me extendió la mano y yo se la apreté y el me devolvió el apretón muy cordialmente. Luego me enteré por Masha que había servido en turmenistán (tal vez me confundiera con un nativo de esas tierras hmmm), que me estaba pidiendo cinco rublos y que iba ya por la tercera botella de vodka... debería aprender ruso pronto.
La segunda fue una ancianita que se sentó a mi lado en un banco y más de lo mismo, hablaba y hablaba y hablaba... le intenté decir que yo no hablo ruso pero ella debió de pensar que con que la escuchara era suficiente, porque siguió inmisericorde... yo no sabía muy bien que hacer pues no contestar parecía de mala educación así que desvié la mirada hacia el paisaje y, de reojo intentaba observar su reacción, pero ella no me quitaba ojo de encima y si movía la cara hacia ella volvía a hablar y a hablar y a hablar... tal vez no deba aprender ruso.
El tercero y el cuarto fueron un par de niños de unos seis años, uno llevaba una bici enorme, incluso para mí y se montó en ella gracias a una valla a la que se pudo subir, se puso uno a cada lado y empezaron a hablarme... más de lo mismo, "que yo no hablo ruso", estos eran más listos, uno se cayó de la bici y yo le ayudé a montar de nuevo, y el otro empezó a interrogarme sobre mi procedencia (no me digais cómo lo adiviné porque ni yo mismo lo sé), cuando le dije "spanish" contestó "ahhhh! spanski!" y otra vez la retaila de frases de las que yo no entendía ni mú, pero el crío se sentía envalentonado, tal vez porque le supe contestar mi origen y así siguió hasta que nuestros caminos se separaron... tal vez ya sé hablar ruso.
En resumen, los "Elektrouglieños" son muy curiosos.
En el báltico tenía muchísimo éxito con las rubias, todas me sonreían y me echaban miraditas, lamentablemente eran demasiado jóvenes, pues la mayor de mis pretendientes debía tener tres añitos... pero quedó empiricamente demostrado que los españoles triunfan en Rusia.

domingo, 9 de agosto de 2009

Más curiosidades




En los centros médicos tampoco puedes entrar calzado... pero no es higiénico que ande todo el mundo descalzo, así que te dan unas fundas para el calzado a la entrada y con eso se soluciona el problema.


En las oficinas de la administración a veces hay grandes colas, incluso antes de abrir -como en la comisaría de Viveiro últimamente- así que la gente saca hojas de papel donde se apuntan conforme van llegando a la cola para, cuando abran la oficina, tener una cola ordenada y respetada. Mientras se puede ir a tomar un café por ejemplo... es muy práctico.


Los bosques están decorados muy a la gallega, un coche abandonado por aquí, una lavadora por allá... y en cualquier esquina recóndita encuentras una botella o una bolsa de plástico... esto es lo que llaman aquí "una zona ecológicamente limpia" -lo dicen en el tren cuando pasas por la zona-


Aquí todo el mundo come freixós, con mermelada, con leche condensada, con chocolate, con caviar, con carne, con requesón... cada día me recuerda más a Galicia.


jueves, 6 de agosto de 2009

Curiosidades












Aquí las escobas sólo miden un metro de alto, así que hay que agacharse para barrer... lo único útil que le encuentro es que ves mejor el polvo.

Todo el mundo anda descalzo por las casas, hay que descalzarse nada más cruzar la puerta, y está muy mal visto que el suelo del piso esté sucio... la gente lo nota al momento.

Cuando acompañas a una chica, tienes que ponerte siempre a su lado izquierdo y si bajas en el metro en la escalera mecánica debes situarte un escalón por debajo, no al revés.

Hay mucha burocracia y mucha policía, me recuerda a la España de los 80's, los funcionarios parecen militares porque riñen a los clientes, incluso los rusos que trabajan en el consulado español.

También se parece a la España de los 80's en las infraestructuras, carreteras, trenes, calles, orma de edificar... incluso en la mentalidad de la gente que todavía tiene respeto, casi miedo, a la policía por ejemplo.

Los rusos son tramposos, se cuelan en el metro sin pagar, por ejemplo, algunos lo hacen porque ganan poco dinero, pero otros simplemente por falta de respeto a las normas... parecen gallegos.

En los asientos públicos, por ejemplo aeropuertos, vagones de tren... suele haber un montón de sitios libres, pero no te puedes sentar, la gente pone un papelito o cualquier otro detalle y eso significa que está reservado... aunque no aparezca el "dueño" durante media hora. La primera vez que lo vi en el aeropuerto me molestó muchísimo, pero es costumbre.

Los "tramposos" que no pagan billete en el tren, cuando viene el revisor escapan, pero dejan alguna cosa en el asiento para "reservarlo" y que nadie se siente en él y cuando se va el revisor lo vuelven a ocupar... ¡¡y nadie protesta aunque estén de pie al lado del asiento mirándolo con envidia!!

lunes, 3 de agosto de 2009

Elektrougli

Es el nombre del sitio donde Vivo. Es pequeño, estilo Viveiro en tamaño, pero con pocos servicios y un estilo algo desordenado de construir, que mezcla casita unifamiliares y torres de catorce pisos en las mismas calles. Yo vivo en un piso doce de una de estas flamantes torres, en realidad es un piso once ya que aquí la planta baja se llama piso uno, no tenemos ascensor porque el edificio está sin acabar, así que me estoy poniendo cachas de piernas... idos preparando para cuando coja la bici jeje.

Ya en Moscú

Por fin he encotrado una forma de conectarme a internet hasta que la tenga en el piso... el Instituto Cervantes, por unos 9 euros al año tienes acceso a la biblioteca, préstamos de libros y DVD's e internet gratuito, así que desde aquí escribo hoy.
He pasado dos semanas cerca de kaliningrado, una especie de Canarias a la rusa, es decir, un territorio fuera de las fronteras con una hora menos que en la capital, rodeado por el mar, Lituania y Polonia y con un clima parecido al de Viveiro estos días, diría que mejor... es decir, turismo de sol y playa entre comillas.
Pero todo lo bueno se acaba y ahora estoy en territorio contintental, como dicen los nativos.
Pronto pondré fotos que corroboran todo esto, creía tenerlas hoy conmigo, pero me equivoqué.