martes, 12 de enero de 2010

Barajas... el desenlace

Nuestra nave de las 12 tenía hora de embarque a las cuatro y era algo más de la una, así que mis amigos y yo nos fuimos a comer. A mí Iberia me pagó la comida porque era pasajero en tránsito, mis amigos, que habían volado el viernes a Madrid para un curso y regresaban el domingo a Galicia se quedaron sin el vale de comida, supongo que Iberia dedujo (por cierto ¿quién será ese tal Iberia? ¿Hombre, mujer, bicho...?) que, como volaban desde Madrid sin estar en tránsito, eran madrileños y podían comer gratis en casa.
Aún así mis amigos fueron afortunados porque cuando nos tocó pedir nuestro billete ya no los daban para ese día a los pasajeros "no tránsito" (como son madrileños se podían ir a dormir a sus casas), a cambio les daban un número de teléfono.
Se supone que en ese número podían adquirir un billete para otro día diferente. Digo que se supone porque en ese número no contestaba nadie. También se supone que Iberia tal vez podría acceder a pagarles la primera noche de estancia en Madrid, pero como mucho una y no había garantías (esto salió de boca del personal de Iberia oído por el menda).
A las cuatro nos embarcaron, a las cinco nos dieron permiso para salir y a las seis de la tarde del lunes 11 de enero de 2010 llegué a Santiago de Compostela tan contento como Colón cuando pisó América.
Más contento me quedé cuando por la cinta del equipaje salieron mis dos maletas ya que estaba segurísimo de que tras tanto subir y bajar a aviones en medio del caos de Barajas se habrían ido para Santiago de Chile... gracias, gracias, gracias, aeropuerto de Barajas por ser tan diligente.

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