martes, 11 de mayo de 2010

Orgullo patrio

El pasado domingo Rusia celebró su día de la victoria sobre la Alemania nazi. Los actos se desarrollaron con un tiempo veraniego, soleado y caluroso -que las malas lenguas relacionaban con los aviones sacanubes que vuelan sobre Moscú en fiestas- que me provocó unas ampollas terribles en los pies por culpa del calurosísimo asfalto.. sí, damas y caballeros, en Moscú a veces hace calor, y cuando lo hace se echa mucho de menos la nieve, estos días la temperatura rondó los 30 grados con un sol de justicia, en este país son un poco exagerados con el clima.
El menda no traía ropa para semejante primavera, lo más ligero que tenía eran unas camisas de manga larga, así que me tuve que pasar un fin de semana campestre viendo a todo Electrougli en camiseta, pantalón corto y sandalias haciendo barbacoas en los bosques y yo con camisa, vaqueros y zapatos de invierno... supongo que los electrouglieños quedarían aún más desconcertados sobre mis orígenes viendo como me enfrentaba al calor con semejante compostura, lo último que me llamaron fue tártaro, ahora tengo muchísima curiosidad por saber cómo visten los tártaros, sospecho que ya no van como en la novela Miguel Strogoff.
Volviendo al tema de la victoria, tocó turismo en Moscú, con desfiles en la plaza roja de soldados de los ejércitos aliados vestidos de época... a los alemanes no los invitaron. Creo que fue todo muy bonito, pero como casi siempre en este país, sólo lo pudieron ver en directo los VIP ¡ah! a mí me dejaron sin tren de regreso a Electrougli el sábado (fui a un circo) ya que para que no afearan el paisaje cancelaron sin avisar todos los viajes de los trenes chatarra entre los que se encuentran los que me llevan a Electrougli, así que tuve que irme a otra ciudad y coger un autobús en el que me sentía aún más sardina enlatada que el tren de por las mañanas... y con 30 grados de calor ¿quién dijo que Rusia era fría?

jueves, 6 de mayo de 2010

Fran terrorista

Los visados de un año que dan para Rusia te permiten una estáncia maxima de 90 días cada 180. Como yo estuve 90 días seguidos entre julio y octubre  no podía regresar hasta finales de enero... pero quería pasar las navidades en Rusia. La solución fue pedir otro visado por un año, que me fue concedido sin que me anularan el primero por lo que ahora tengo dos visados de estancia por un año en Rsia válidos en el pasaporte, lo que puede generar ciertas confusiones.
La primera confusión se dio el 22 de abril cuando, en el control de pasaportes de entrada en Rusia me sellaron la entrada en el visado más antiguo de los dos en lugar del más reciente. Días después, cuando salí hacia Ucrania, me sellaron la salida en el mismo visado y finalmente, en Ucrania, me sellaron una entrada y una salida en otra página del pasaporte.
El problema me lo encontré al regresar de Ucrania a Rusia en el control de pasaportes. Me atendió una funcionaria jovencísima que por su voluntad trabajadora parecía más interina que funcionaria.
Al parecer observó mi visado más reciente y no encontraba los sellos de mi última estancia en Rusia así que buscó por otras páginas y ¡¡sopresa!! tenía otro visado válido más antiguo que era el que había utilizado la última vez.
Naturalmente el mosqueo fue monumental y me preguntó por qué tenía dos visados válidos, le expliqué lo del maximo de 90 días cada 180 y asintió como si entendiera... pero en lugar de sellarme la entrada y devolverme el pasaporte sacó una lupa de relojero y empezó a examinar los visados y los sellos. Vino Masha a preguntar si íbamos a tardar (había cruzado la aduana antes que yo), la funcionaria le dijo que era un momento... Así estuve unos 15 minutos hasta que finalmente, ante su incapacidad para descubrir la falsificación, decidió hacer una llamada y vino otra funcionaria, hablaron, ojearon todo juntas, la nueva funcionaria se fue y mi amiga volvió a sacar la lupa y continuó su inspección, tal vez creía haber encontrado la falsificación del milenio y a Bin Laden.
En esto vino el peque al rescate preguntándome si me faltaba mucho, y no sé si por convencimiento o por incapacidad de capturar a su espía, en ese momento la funcionaria por fin me estampó el sello y me dejó entrar... aunque tal vez esa noche no durmió por la angustia de haber fallado a su país dejando entrar al Bin Laden de Chechenia.

martes, 4 de mayo de 2010

Kiev

Aunque a muchos españoles nos suene como otra ciudad de la ex URSS, las diferencias con Moscú son abismales.
Este pasado fin de semana me fui de excursión a Kiev, dejé Moscú con lluvias intensas y un viaje en taxi de dos horas al aeropuerto la mar de desagradable, envuelto en atascos agobiantes, y en apenas una hora y media de avión llegué a Kiev, con sol y 28 grados.
No fue ésta la única diferencia con Moscú, ciudad mucho más pequeña donde los desplazamientos se hacen incluso agradables. Tal vez por el clima primaveral, la gente era muy amable, más provinciana que la de Moscú, sin esa mala leche que se suele encontrar en las grandes ciudades.
Los precios baratísimos, y más viniendo de Moscú donde el café más barato no baja de 2 euros, comíamos a reventar tomando postre y cafe dos adultos y dos niños pagando 20 euros por todo.
Por ende, en el hotel nos cambiaron nuestra modesta habitación por una de lujo con salón y dos televisiones TFT sin cobrarnos ningún sobrecargo, aún me estoy preguntando si sería el visitante 1 millón de Kiev... en total pagamos por las dos habitaciones para cuatro personas 140 dólares, desayuno bufet incluído.
Kiev estaba de fiestas, el 3 y el 4 de mayo no trabajaban, y eso se notaba porque había pocos nativos y muchos turistas por las calles y el metro iba casi vacío... un viaje en metro cuesta 14 céntimos de euro si no recuerdo mal... la moneda de Ucrania vale una décima parte del euro así que es fácil hacer cálculos de costes.
Lamentablemente Kiev se ha convertido en un prostíbulo de occidente, la industria más floreciente son las agencias de citas, para todo tipo de "servicios", desde un fin de semana con una chica escort hasta servicios matrimoniales, pasando por derivados como hoteles baratos y hoteles de lujo, este negocio es al país lo que el ladrillo fue a España, aunque aquí no creo que haya un crack... resulta triste comprobar cuán demandada es esta industria por los occidentales. Es fácil encontrar información al respecto ya que las calles están llenas de anuncios y los libritos informativos para los turistas que hay en los hoteles desbordan también anuncios... aunque en medio de toda esta oferta informativa en el librito del hotel se coló un anuncio de una curiosa visita turística de un día a Chernobyl, donde podrías incluso probar los agrdables efectos de la radioactividad, incluída sin sobrecargo en el precio, y para que vieras que no era estafa te dejaban un contador de radioactividad para que te midieras (de verdad que el anuncio era así).
Las chicas de Kiev deben tener descuento en ultrablanqueadores capilares, porque todas llevan el pelo desteñido al mismo tono, blanco nuclear (yo lo llamaría tono Chernobyl), y chicas hay muchas allí.
Tras un par de días maravillosos haciendo turismo, el domingo por la noche tocó el triste regreso a Moscú, realmente triste volviendo a lluvias torrenciales con relámpagos y truenos y una jovencísima aduanera empeñada en descubrir mi pasado de terrorista internacional... pero esa es otra historia.

jueves, 29 de abril de 2010

Primavera en Moscú

Las siete hermanas

Hace tiempo subí al blog la foto de una torre que me recordaba muchísimo a los rascacielos de Gotham City... ahora sé que es una de "las siete hermanas"
En plena guerra fría la URSS competía con los USA en demostrarle al mundo cuál era el más chachi y poderoso de los dos, ambos tenían sus bombas atómicas y sus cohetes espaciales... pero a la URSS le faltaba el glamour que la propaganda yankee había conseguido haciendo de New York la meca del mundo moderno.
Stalin, que por algo se había cambiado su apellido judío por otro que significa algo como "hombre de acero", se propuso darle glamour a su imperio y encargó a sus arquitectos construír rascacielos en Moscú para que los rusos no tuvieran nada que envidiarle al capitalismo. Fruto de este encargo surgieron siete torres gemelas, llamadas "las siete hermanas" y que hoy en día son una puñeta para el turista ya que, si no conoces la historia, como son edificios muy característicos y visibles desde muy lejos, sueles fijar la primera que ves como referente -creyéndola única- de dónde estás y cuando crees que regresas al punto de partida estás caminando hacia la otra punta de Moscú... y esto es mucho caminar.